En el próximo capítulo podrás conocer algunas situaciones a la hora de firmar contratos con sellos discográficos. Desde su propia experiencia, Laura Valdés, investigadora de fuente, nos cuenta cómo estuvo a punto de caer en un contrato dudoso, que finalmente no firmó. Existen clausulas engañosas que pueden perjudicar a los artistas y sus derechos de autor. Muchos artistas emergentes no se encuentran registrados en la Sociedad de Derechos de Autor o en el Instituto Nacional de Derechos de Autor, de esta manera, cualquier persona podría adueñarse de su música de manera totalmente legal. Esto los sellos lo saben, por lo mismo podrían llegar a aprovecharse y obtener tus derechos, a través de contratos que constaten que tu producto les pertenece. Por su parte, existen ejemplos de artistas instruidos como Drefquila, quien logró firmar un contrato que lo terminó favoreciendo mucho más a él que la propia disquera, ya que firmó un contrato poco ambicioso para la posición de artista que tenía en el ese minuto. La ambición y el dinero pueden llevarte a perderlo todo, por eso es importante leer la letra pequeña.
Generalmente los sellos ofrecen contratos millonarios que encandilan a los artistas emergentes. Sin embargo las disqueras funcionan como una especie de prestamista, cuyo dinero invertido hay que devolver a través de regalías, que son ganancias generadas a partir de la música. El problema es que los contratos no suelen ser explícitos, y debido a esta devolución del dinero, se extienden mucho más del tiempo estimado y pueden llegar a congelar la carrera de un artista, sin siquiera haber empezado. Existen muchos ejemplos de artistas que tienen prohibido incluso cantar o publicar canciones, como fue el caso de Paulo Londra en el año 2019, quien estuvo 5 años sin poder sacar una canción de género urbano, debido a un contrato sospechoso que le hicieron firmar sin mirar la letra chica.
Comentarios recientes