En este podcast hablaremos sobre las dificultades que tienen las mujeres chilenas en la música. Específicamente de la sexualización de las mujeres en la música chilena, y cómo los estándares de belleza imponen una presión constante en sus carreras.
Chile ha visto un auge de mujeres talentosas en la música en las últimas décadas, desde el estilo de Mon Laferte a Ana Tijoux. Pero detrás del éxito, hay una realidad dura: muchas veces el foco no está en su música, sino en su apariencia. Desde la televisión hasta las redes sociales, las mujeres enfrentan expectativas sobre cómo deben verse y comportarse para tener éxito.

Esta realidad no solo se trata de cumplir con un estándar de belleza, también de cómo las mujeres deben ajustarse a una narrativa específica: ser sexy, pero no demasiado; ser fuertes, pero no agresivas; ser talentosas, pero no parecer arrogantes. Además de estar en constante evolución con respecto a su estilo, para no quedarse atrás.  En resumen, se espera que las mujeres en la música sean todo y nada a la vez. Esta paradoja es agotadora y muchas veces limitante para su libertad 

Esta paradoja es agotadora y limitante. Muchas veces, el verdadero talento de estas mujeres queda relegado a un segundo plano. Y lo más alarmante es que este fenómeno no solo afecta a las artistas consolidadas, sino también a las jóvenes que comienzan. Ellas ven cómo se construye una imagen basada en la apariencia, y eso las condiciona, incluso antes de lanzar su primera canción. 

CAMI, cantante chilena

Sin embargo, el panorama está cambiando. Mujeres como Princesa Alba, que comenzó en el trap chileno, y el estilo alternativo y original de CAMI son un ejemplo de cómo la autenticidad y la autoaceptación están rompiendo moldes. A través de sus letras y estilo, ella y otras artistas nos muestran que no hay una sola forma de ser mujer en la música. 

Un estudio de 2022 sobre la música en América Latina, realizado por la Fundación Music Women, reveló que solo el 20% de los espacios en los principales festivales de música en Chile son ocupados por mujeres, mientras que los hombres dominan el 80% restante. Esto no solo refleja un sesgo de género en la selección, sino que también influye en cómo se espera que las mujeres se presenten y actúen para ganar visibilidad.

En resumen, las mujeres chilenas en la música no solo luchan por hacerse escuchar, sino también por ser vistas tal como son: diversas, poderosas y auténticas. Cada vez más, vemos cómo ellas no solo están cambiando el sonido de la música, sino también las reglas del juego en la industria. 

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