Entre 1973 y 1990, la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet implementó una serie de medidas que afectaron profundamente el ámbito cultural y educativo en Chile. Uno de los sectores más golpeados fue el cine, especialmente las escuelas de cine universitarias, que fueron cerradas o desmanteladas, silenciando así una generación de cineastas y truncando el desarrollo de una cinematografía nacional crítica y reflexiva.

Escuelas de cine clausuradas: Universidad de Chile y Universidad Católica de Valparaíso

Tras el golpe de Estado de 1973, las fuerzas militares intervinieron diversas instituciones educativas. En el caso del cine, la Escuela de Cine de la Universidad de Chile fue cerrada, y su Cineteca, fundada en 1961 como el primer archivo cinematográfico del país, fue desmantelada. Casi la totalidad de sus trabajadores fueron exonerados y la institución fue clausurada a inicios de 1976.

La Escuela de Cine de la Universidad Católica de Valparaíso fue clausurada en 1979. Así se eliminó otro espacio fundamental para la formación de cineastas en Chile.

Fue un contexto de quiebre total con lo que se venía haciendo, sobre todo de un apoyo estatal en la producción. Se desmantela lo que venía siendo Chile Films, que era el principal foco de producción. También la ley que se había modificado para apoyar la producción, en cuanto al apoyo tributario y de los tickets en sala, que contribuía a no perder tantos ingresos al invertir en una película. Todo se desmantela, se paraliza.

Marcelo Morales

Director de la Cineteca Nacional, Centro Cultural La Moneda

Destrucción de archivos y represión cultural

La represión no se limitó al cierre de escuelas: en septiembre de 1973, los militares irrumpieron en los estudios de Chilefilms. Se destruyeron laboratorios y quemando archivos fílmicos, incluyendo noticiarios y documentales grabados desde 1945. Esta acción buscaba eliminar registros audiovisuales que pudieran contradecir la narrativa oficial del régimen.

Impacto en la producción cinematográfica

La clausura de las escuelas de cine y la represión cultural provocaron una disminución significativa en la producción cinematográfica nacional. Muchos cineastas optaron por el exilio, donde continuaron su labor creativa y de denuncia. Obras como La batalla de Chile de Patricio Guzmán y Cien niños esperando un tren de Ignacio Agüero se convirtieron en testimonios fundamentales de la resistencia cultural y política.

Importancia de recordar y reflexionar

El cierre de las escuelas de cine durante la dictadura chilena no solo limitó la libertad artística. También buscó borrar la memoria colectiva y controlar la narrativa histórica. Hoy es fundamental recordar y reflexionar sobre este período para comprender la importancia de la libertad de expresión. Y reivindicar el papel del cine como herramienta de resistencia y memoria.

En Miradas Ausentes nos comprometemos a rescatar y difundir las voces de mujeres cineastas rebeldes. Ellas, a pesar de la censura y la represión, lograron documentar y denunciar las injusticias de su tiempo. Sus obras son testimonio de coraje, creatividad y compromiso con la verdad.