Durante la dictadura militar en Chile, más de mil películas fueron censuradas por el Estado. Muchas de ellas nunca se estrenaron, y otras desaparecieron para siempre. ¿Qué películas se prohibieron? ¿Qué leyes lo permitieron? ¿Y cómo afectó esto al desarrollo del cine chileno?

Con la llegada del golpe de Estado en 1973, el cine pasó a ser objeto de vigilancia y control ideológico. A través del Consejo de Calificación Cinematográfica, el régimen de Augusto Pinochet aplicó una censura sistemática que vetó el acceso a cientos de películas nacionales e internacionales.

Más de mil películas prohibidas por el régimen

Entre 1974 y 2001, el Consejo prohibió oficialmente al menos 1.090 películas, aunque los años más restrictivos fueron entre 1973 y 1980. En 1973, por ejemplo, solo 171 películas lograron ser calificadas legalmente para su exhibición. El resto fue directamente bloqueado.

La censura afectó a filmes que abordaban temas como:

  • Pobreza y desigualdad social

  • Sexualidad y deseo femenino

  • Crítica a instituciones religiosas o políticas

  • Violaciones a los derechos humanos

¿Qué leyes permitieron la censura cinematográfica en Chile?

El principal marco normativo fue el Decreto Supremo N° 679, promulgado en 1974. Este documento otorgó al Consejo de Calificación Cinematográfica la facultad de prohibir cualquier obra audiovisual por consideraciones “morales, políticas o sociales”.

Esto permitió al régimen intervenir directamente en el contenido cultural, cortando escenas, eliminando títulos completos e impidiendo el estreno de producciones tanto extranjeras como nacionales.

    Algunas películas censuradas en dictadura

    Entre los filmes prohibidos por el régimen están:

    • Llueve sobre Santiago (1975), de Helvio Soto – por mostrar los eventos del golpe.

    • La última tentación de Cristo (Martin Scorsese) – por razones religiosas.

    • El último tango en París (Bernardo Bertolucci) – por contenido sexual.

    • Obras de directores chilenos como Miguel Littín y Raúl Ruiz fueron también vetadas o sacadas del circuito.

      No fue solo censura: fue silencio estructural

      La censura no solo eliminó películas, sino que interrumpió procesos creativos y políticos. Muchas directoras y realizadoras debieron exiliarse, filmar en la clandestinidad o abandonar el cine. Esto provocó un vacío generacional que afectó la historia del cine chileno hasta bien entrada la posdictadura.