Un complejo laberinto legal es el que rodea a la propiedad intelectual en la era de la inteligencia artificial, debido a que la creciente presencia de asistentes virtuales como ChatGPT plantea desafíos sin precedentes para los derechos de autor, y qué podría tener diversas implicaciones en el futuro de la protección de la propiedad intelectual.

La inteligencia artificial está en el centro de la atención y su presencia es innegable en el mundo actual. Su aplicación se ha extendido ampliamente, dando lugar a una variedad de sistemas con diversas aplicaciones y posibilidades. Una de estas creaciones es la Inteligencia Artificial Generativa, la cual, de manera más específica, es una rama que se enfoca en la creación de contenido original a partir de datos existentes. Esta tecnología utiliza algoritmos y redes avanzadas para aprender de textos, imágenes, música y otros tipos de datos, y luego generar contenido que es planteado como nuevo y único.  

Existen diversas empresas que han desarrollado herramientas como estas, pero sin duda la que más ha revolucionado al mundo es ChatGPT, la cual fue aludida en una nota de prensa en La Tercera, la que destacó que la revista Time se refirió a ChatGPT como el “avance tecnológico más importante desde las redes sociales”.  

imagen: Revista ámbito

Si le preguntamos al propio chat ¿Qué es?, nos diría que ChatGPT significa Generative Pretrained Transformer, un modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI que ha sido entrenado en una gran cantidad de texto en internet para responder a preguntas y generar texto de manera autónoma. Entonces esto se convierte en la herramienta perfecta para obtener conocimiento sobre cualquier tema, y también para redactar información nueva, lo cual es muy útil, pero ¿Te has preguntado de dónde viene esa información? 

Si se realiza la pregunta al Chat GPT, ¿Cuál es la fuente de información que usas? la respuesta es: “Mi capacidad para proporcionar información se basa en un amplio conjunto de datos recopilados de diversas fuentes disponibles públicamente en la web. Mi entrenamiento involucró la lectura y el análisis de una amplia gama de textos, como libros, artículos y documentos en línea, para familiarizarme con información general sobre diversos temas. Sin embargo, no tengo acceso directo a bases de datos específicas ni a suscripciones a fuentes de información especializadas. La información que proporciono se basa en conocimientos generales hasta mi última actualización en enero de 2021. Siempre es recomendable verificar la información específica con fuentes adicionales, especialmente en contextos profesionales o académicos”. 

Aquí surge un nuevo problema implícito cuando la procedencia de la información es desconocida: Los derechos de autor. Este dilema se intensifica porque el chatbot genera contenido sin citar la documentación de la que se basa, convirtiéndose en un plagio automático que perjudica el trabajo de profesionales y científicos. 

María José Martabit Sagredo, académica del curso de Propiedad Intelectual de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explica al Periódico Diálogo, que la Ley 17336 de Propiedad Intelectual en Chile tiene como propósito fundamental proteger las creaciones generadas por el intelecto humano, y que estos no sean utilizados sin antes haber obtenido autorización, lo que significa que actualmente, no hay legislación que regule la protección del contenido generado por la tecnología GTP. Dado que esta se basa en inteligencia artificial (IA) en lugar de en la creatividad humana, por lo que, según plantea la académica, el contenido no calificaría para ser protegido bajo la legislación vigente.  

Imagen: Concepto

Un informe de Patronus AI, una empresa fundada por exinvestigadores de Meta, reveló un estudio destinado a mostrar con qué frecuencia cuatro principales modelos de inteligencia artificial, responden a las consultas de los usuarios utilizando texto protegido por derechos, dando cuenta que incluido el ChatGPT de OpenAI, están cometiendo infracciones constantes de derechos de autor

Según el informe de esta empresa especializada en evaluar modelos de IA, tecnologías como GPT-4, Claude 2 (de Anthropic), Llama 2 (de Meta) y Mistral (de Mistral AI), presentaron contenido protegido por derechos de autor en sus resultados, y ChatGPT fue identificado como el modelo que más incumplimientos presentaba, destacándose por un porcentaje significativo: un 44% de las instrucciones generadas producían resultados que contenían material protegido por derechos de autor. 

Rebecca Qian, directora de tecnología de Patronus AI, comentó al medio CNBC “Hemos descubierto que GPT-4, de OpenAI, posiblemente el modelo más poderoso utilizado por muchas empresas y desarrolladores individuales produjo contenido protegido por derechos de autor en el 44% de las instrucciones que construimos”. 

Este problema está latente y es un ejemplo de que la Inteligencia Artificial es más veloz que la legislación. Hoy Chile cuenta con una Política Nacional de Inteligencia Artificial creada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, que “contiene los lineamientos estratégicos que debe seguir el país en esta materia durante los próximos 10 años con el objetivo de empoderar a las personas en el uso y desarrollo de herramientas de IA, y participar en el debate sobre sus consecuencias legales, éticas, sociales y económicas”. 

Además, el pasado 24 de abril de 2023 se presentó ante la Cámara de Diputados y Diputadas de la República un Proyecto de Ley cuyo objetivo es “establecer un marco jurídico en lo que respecta al desarrollo, comercialización, distribución y utilización de los sistemas de IA asegurando la protección de los derechos fundamentales garantizados por el Estado de Chile”. 

Sin embargo, en la actualidad no existe una legislación específica diseñada para regular el uso de la inteligencia artificial. En su lugar, los sistemas de IA se están regulando mediante otras normativas ya existentes, como las leyes de protección de datos, de protección al consumidor y de competencia en el mercado, y aunque gobiernos de diversos países han estado adoptando estrategias y trabajando en nuevas leyes desde hace años, aún no se ha aprobado ninguna legislación específica para la IA.